26 abril, 2007

LIVE


mIENTO. nO me gusta Paulina Rubio. Pero el polígrafo dice que usté disse la verdaad!!!!
Entre tanto viaje a Berlín hay algunas que acabamos en Castellón de la Plana, Plaza de Toros, concierto de Paulina...sí, la vida da muchas vueltas y uno nunca sabe en que concierto puede acabar. YO ya había estado en la plaza viendo una corrida de Jesulín, el chico no torea mal pero supongo que su cutre imagen mediática le ha perjudicado. Paulina Rubio no llena las plazas!! apenas había la mitad del foro, y los que estábamos parecía que habíamos caído desde un quinto piso como esos bebés milagrosos que se levantan como si nada. Sin embargo Paulina, a diferencia de Julio Iglesias, sabe que la ironía, signo de inteligencia, es un recurso mucho más ágil para salir de un embolao como ése: !! me encanta este público entregado!!! dijo con ese acento de pija sin complejos y luego levantó el dedo en plan Pete Doherty mientras lanzaba un beso sonoro a la grada. La verdad es que luego la cantante nos despachó, una horita de concierto y a casa, mientras, las niñas buscaban a Colate entre el público.
Dicen que Paulina no canta bien, y yo diría que no canta. Pero hay que reconocer que tiene algo, es muy simpática, y sin duda, para haber aguantado a Bofill tantos años, debe derrochar paciencia y tolerancia (o un gran sentido del humor).
Como me gustan los conciertos, forman parte de nuestra vida, aún recuerdo uno de mis primeros: DEPECHE MODE!! en el Palacio de los Deportes de Madrid, yo y mi hermana entre una gran mayoría de chicos, apretujadas en las primeras filas, con esas chaquetas de cuero de los ochenta con hombreras imposibles. Luego han venido otros...inolvidable U2 en el Vicente Calderón, quien me iba a decir a mí, que entre esas miles de almas estaba él.
Ahora los conciertos se hacen también en los teatros, hoy mismo me han invitado a Santiago Auserón y su orquesta de Jazz! gracias....
No os perdáis el próximo concierto de vuestra vida, por algo se llama LiVE.
ciao, Patbell.

24 abril, 2007

DIARIO DE BERLIN II Y FIN

Me fui sin viento y con los barcos en el puerto esperando al mar.
Berlín, de nuevo, me ha demostrado que es una ciudad agradable y amable para vivir, aunque esté tan al norte.
Hay grandes, inmensos parques, bosques, y también pequeños, tímidos jardines. Tiene señoriales avenidas p
or las que pasear bajo los tilos y calles apenas transitadas en las que nace el musgo entre los adoquines.
Los coches no necesitan del claxón y las personas, para hablar, no saben lo que son las voces como arma de comunicación. No es necesaria la luz para prolongar una velada hasta altas horas en cualquier bar de barrio pues sobra con la sombra de una vela, con la buena música -que puedes encontrar en toda la ciudad- y con las botellas de cerveza de medio litro y no muy frías a tan sólo dos euros, como mucho.
Berlín a diferencia de otras ciudades no necesita explicitar su modernidad, y de tan moderna que es y se conoce, se puede permitir el lujo de presentarse como abandonada en estaciones y fachadas.

En Berlín los pisos no
son caros y la gente es amable y el metro abre los fines de semana durante toda la noche. Cuando por fin conseguimos acceder a uno de los clubs por los que Berlin es reconocida como la capital de Europa, el Arena Club, alguien nos cuenta que los vuelos baratos de EasyJet están haciendo mucho daño y que los porteros no pueden distinguir al que viene a bailar del que viene a liarla, por lo que las puertas se estan volviendo duras y yo doy fe de ello.
A mi regreso, compruebo con horror que unas cámara
s han logrado filmar al escurridizo rinoceronte de Borneo; unos investigadores de la Universidad de Glasgow me reafirman en lo que ya sabía, que se puede morir por amor, y los barcos siguen anclados en el puerto esperan un viento que les lleve a la mar.
Salud

Oscar M. Prieto

19 abril, 2007

DIARIO DE BERLÍN I

Primera mañana.

Amanece muy pronto y no hay cortinas. Circunstancias ambas, que en muchas ocasiones pueden pasar inadvertidas salvo en el caso de que lo que quieras sea curiosamente dormir.

No obstante, gracias a esta verdad impuesta a golpe de rayo y destellos de sol en la ventana, he aprendido otra muy valiosa para todo viaje: Quien se ducha primero, se ducha dos veces.

Llegamos ayer en plazo y forma, aunque en realidad aún estamos llegando, pues falta una parte de la expedición -Tomi y Cuco- que en cualquier momento llemarán a la puerta, después de toda una madrugada de desvelo y cartas -al ciento veintiuno creo- en el aeropuerto de Barajas.

En realidad nosotros -Fer, Encina, Pepe y yo- llegamos antes igual que la escolta de los reyes llega antes, para preparar el terreno.

Por sorprendente que pueda parecer ayer nos contuvimos, y regresamos a hora más que casta a casa, para estar hoy en condiciones.

Me encanta Berlín, la penumbra de sus calles, las bicicletas, los castaños tranquilos, el mal empedrado y la gente bebiendo cerveza en el metro, en la calle, en un banco sentado, en cualquier sitio.

Tal vez sigamos con este diario.

¿Quién sabe?

Salud

Oscar M. Prieto

18 abril, 2007

LA LÁBIL MEMORIA

Una de las habilidades de la lábil memoria es su sutileza artística para hacerse trampas.
Salvando las distancias en esto, me recuerda a mi abuelo que también se hacía trampas haciendo solitarios las tardes y las noches de todos los inviernos juntos.

La memoria en buena medida debe su prestigio a su destreza artística para ir perfilando los recuerdos, quitando de ellos todo lo que sobra. Que viene a ser lo mismo que en lo que para Miguel Angel consistía el arte de esculpir: él veía al profeta, al hombre, a Dios o a la Pietá, aprisionados dentro de la piedra y su labor era tan sencilla como aplicar el cincel hasta liberarlos.
La memoria, siempre tan laboriosa y discreta, suaviza las aristas y los bordes de los muebles, y la desgana con que la que se estracharon las manos se transforma en efusividad. La memoria gradua los colores con paleta de pintor veneciano, armoniza el tono de las boces y el ritmo de los besos y de las palpitaciones. La memoria expulsa palabras del discurso que nunca debieron pronunicarse y añade otras que se han vuelto necesarias y si no se dijeron en su momento la culpa fue de un lamentable olvido, injusto. La memoria, como si fuera crema hidratante, hace más lisas las pieles, y el agua de la fuente mucho más fresca y nunca
has vuelto a comer un flan con el sabor de áquel que la memoria te recuerda.
Todos sus trucos aplicados con sabiduría sobre la base de un hecho pasado -texto en bruto, lienzo bosquejado- pueden lograr la maravilla de un recuerdo entrañable capaz de emborracharnos de melancolía o de nostalgia en las horas vagas.
Por eso no es bueno intentar revivir el pasado, lo que ya fue, lo que pasó. Porque en realidad no fue ni pasó tal y como lo recordamos y tal y como la memoria lo ha creado.
Supongo que con el futuro pasa lo mismo. La memoria trabaja sobre la imaginación y el deseo, sobre las esperanzas y los miedos, para que cuando suceda lo que aún no ha llegado, lo que aún no ha sido sino en nuestras ensoñaciones, quepa en el molde y sea tal y como lo soñábamos y esperábamos. Y si no, fuera la piedra que sobre.
Pero no tengo tiempo para más palabras. Me voy a Berlín. De este viaje recordaré siempre lo bien que nos lo pasamos.
Salud
Oscar M. Prieto

16 abril, 2007

MEMORIA DEL FUTURO


Patricia Márquez Antoñanzas. 37 años. Nacida en Barcelona el 1 de Marzo de 1970. Hija de Luis Fabián y Ascensión. Dos hermanas, Cristina y Natalia, una de ellas actualmente vive en Barcelona. Ha vivido en varias ciudades, en el presente vive en Madrid. Ojos marrones, pelo castaño. 1,73 de estatura. 61 Kilos. Estudiante de Bellas Artes. Beca Erasmus en Alemania (Kassel). Doctorado en Didáctica de la Expresión Plástica. Soltera. Actualmente trabaja en la Confederación de Empresarios Andaluces. No ha tenido enfermedades importantes. Operada de rodilla.
Sí!!, esta es una somera y objetiva descripción "biopic" de mí. Llena de datos objetivos, biográficos, inamovibles. Algo a lo que agarrarse para huir de la inconsistente subjetividad. Datos, hechos, herencias biográficas, vivencias que podrían dar cierta información a un desconocido. Casi un informe pericial, policial, administrativo, datos que sobrevuelan impresos y archivos de una vida. Y eso, no podría negarlo... soy yo. eN realidad necesitamos ese tejido, esa memoria de un nombre familiar, ese "chip" es cómo el disco duro de nuestra mente. Permanece, continúa en medio de los avatares, nos da una cierta homogeneidad, una cierta cordura social.
Pero hay algo más...hilvanado, cosido a ese núcleo está la subjetividad, la memoria de lo que hemos sido, de lo que hemos intentado ser, está la memoria de los nombres que se han añadido al nuestro, las sensaciones de un verano, el eco imborrable de algunas palabras (las que creímos oir), el reflejo que nos han devuelto algunos ojos...(eran sus ojos o los míos?)
Dicen que la memoria es traicionera, que la moldeamos a nuestro gusto, y borramos y añadimos pasajes arbitrariamente. Casi como una narración en la que el pasado debe justificar de alguna manera un presente que, a menudo, se nos escapa entre las manos.
Pero tambíen hay una memoria del futuro. Si hubiera que dejar escrito en un papel algo para recuperar la memoria de lo que fuimos, creo que sin duda sería lo que proyectamos sobre los días y los años lo que más diría de nosotros. Las esperanzas, los temores, las imágenes que pueblan nuestro futuro o lo nublan para siempre, recordar el deseo, las ilusiones, los proyectos o los desiertos deshabitados.
Patricia Márquez. 45 años. Artista. Enamorada. Operada de las dos rodillas. Vive en...
Recordar lo que seremos...
ciao, Patbell.

12 abril, 2007

RITUALES, BOBOS Y PROCEDIMIENTOS

No tiene porque sorprendernos el hecho de que la divisa que enarbolaba el escudo cardenalicio de San Carlos Borromeo fuera "Humilitas" y con todo y eso, sea reconocido como Patrono de los economistas.
Hombre de fuerte carácter y fervorosa fe, no temió la peste que asoló Milán -y que se llevó entre otros al padre de Caravaggio-, pero trato a los españoles, por aquellos años dueños y señores del Ducado, como si fueran peores que la misma.
El caso es que estos días su nombre está en boca hasta de ateos y recalcitrantes anticlericales y no para pedir y no para pedir su intercesión, sino con motivo de una parroquia del barrio de Entrevías, en la que todo debe ser como muy de colegas.
Hasta allí se han acercado parte representante -"cada vez que os reunáis más de dos en mi nombre, allí estaré yo"- de La Farándula, que últimamente entre manifiesto y rosa blanca no halla otro modo que el de repartirse para poder estar en todas partes, para comulgar con vino, y chupar minutos en todos los telediarios (¡qué parecen bobos!)
Heterodoxias, herejes, divisiones y excindidos constituyen uno de los temas de estudio más fascinantes en cualquier religión y en concreto en la cristiana. No obstante un tratamiento adecuado de los mismos sobrepasa los límites de este blog.
En el caso que nos ocupa, parece ser que todo se reduce a una cuestión de ritual. ¡Cómo si el ritual no fuera nada! Uno de los motivos de división entre católicos y ortodoxos no fue otro que el de si la Pascua de Resurrección debía celebrarse siempre en domingo o en el día de la semana que correspondiera cada año.
No me extenderé, para entendernos diré que el ritual a la religión viene a ser algo así como el procedimiento al Derecho o el plazo y forma de las convocatorias.
Intentad presentar un caso que tengáis con la justicia sin abogado o procurador, sin haber redactado en conformidad el pliego que se requiera, etc, etc, y le decis
al juez que es sólo cuestión de procedimiento. Entonces, cuando el juez no satisfaga ninguna de vuestras acciones y además os condene a pagar las costas del proceso, llamais a alguno de estos actrizos y actoras a que se manifieste con vosotros y comulgue con vino.
Digo yo ¿por qué no irán estos mismos a las mezquitas calzados?

Salud

Oscar M. Prieto

09 abril, 2007

MAR Y MONTAÑA

HACE poco he estado en el Ampurdán. Un lugar en el que se conjugan a la perfección la hondura del mar y el azul de los pinos y las montañas. Yo lo llamo la Toscana española, aunque no conozco la Toscana la he visto mucho en películas (especialmente en "Stealing Beauty"). A menudo, entre la campiña amarilla, te puedes encontrar, como dados tirados al azar, pequeñas iglesias románicas y cálidos pueblos de piedra como Pals o Peratellada. En verano hacen festivales de música antigua como el de Torroella de MOntgrí, dónde una vez ví a Jordi Savall con su pinta de trovador medieval, tocando la viola de gamba en una calurosa noche de verano. Dicen que en el Ampurdán hay mucho loco, fruto de la Tramontana, el viento del norte, que pone del revés las estrellas y te lleva hasta Port Lligat, el pueblo de un paranoico genial, dónde crecen huevos gigantes en la orilla del mar, y las barcas reposan en el salón de las visitas por si hay que salir nadando.
En Vergés, una vez al año, se hace la danza de la muerte, y todo el pueblo se viste de esqueleto viviente y de dama de la guadaña, y a las doce de la noche la comitiva parte alegremente, entre tambores y dulzainas, a recorrer el laberinto de calles oscuras.
En Palafrugell el ritmo es lento. Esta pequeña ciudad ha sido elegida con el distintivo de "cittá lenta", dentro del movimiento "slow movement", que premia aquellas ciudades dónde el ritmo y la calidad de vida está marcada por la tranquilidad, el cuidado y la calidad de los detalles (slowmovement.com). Pero para detalles las lentejas con gambas, el pollo con langosta o las habitas con butifarra del perol, que me zampé, una auténtica delicia, platos en los que la cocina fusión contemporánea encuentra sus raíces en la vivencia más tradicional del campo, en la que por qué no?, desde siempre y sin alardes ni florituras, se mezclan los productos del mar y la montaña.
En LLafrach, hay un faro, el Faro de Sant Sebastiá, que iluminá por las noches todo el Golfo de León. Por si te pierdes...
como barca en la mar...
ciao, Patbell.
(PD: y vosotros?)

02 abril, 2007

TALLERES INFANTILES

Engañaba el sol tras los cristales. Mientras esperaba, sin prensa que llevarme a la boca, ni ganas de hacerlo, tuve que salvar mi espalda de las malas corrientes y ponerla al cálido resguardo de un escaparate al sol.
No somos tan diferentes de los gatos.

En El Prado una cola excesiva hasta para un Domingo de Ramos y en el Reina Sofia, demasiados niños hasta para un Viernes de Dolores.
Ni siquiera sé de que exposición se trataba. Hace mucho tiempo que no veo en este museo una exposición que merezca recordarse . Si sigo yendo es por sentarme en el patio enclaustrado de lo que fuera un hospital de enfermos mentales.
Es una lástima que hayan sustituido el pozo por un móvil de Calder

Nos sentamos en una rebanada de sol y hasta me parece seguir oyendo los gritos de los locos en las habitaciones del primer piso, el llanto, detrás de las columnas, de los deprimidos y las carreras por los corredores de los loqueros tras los frenopáticos. Parecen tan reales estas imaginaciones, tan físicas, tan de ahora, que por un instante dudo de la capacidad de mi razón -tan debastada por otra parte-. Miro a Pat, por ver si dice algo, pero calla.
Y es que no son fantasías, son gritos y carreras reales las que oigo y ahora veo, son llantos de verdad y hasta mocos colgando. Son los niños, los padres, los padres y los niños, los que perturban y ensucian y vuelven inservible la tranquilidad del patio, son los niños y los padres los que pisotean el silencio, son los padres, los niños los que violan la memoria de los esquizofrénicos.
Nadie lo dice. Todo el mundo calla y mira hacia otro lado. Pero hay que decirlo: ¡Los museos no son para los niños. Los museos no son para los padres!
Que los lleven al parque, que los lleven al circo, que los aguanten en casa hasta la extenuación, pero que no se les ocurra llevarlos a los museos. Los museos no son para los niños, los museos no son para los padres. Por muchos talleres infantiles que ahora pongan en ellos, igual que ponen piscinas de bolas de colores en los grandes almacenes y en las areas de servicio de las autopistas.
La sociedad se infantiliza y los niños se vuelven pequeños gilipollas.
Vámonos Patricia a comer un bocata de calamares!
Vámonos!
Salud.
Oscar M. Prieto