29 junio, 2012

LA PARTIDA



Ya salía de casa cuando sonó el teléfono. 
Estuve a punto de no cogerlo. Pero respondí. Se trataba de una llamada comercial. Me costó unos minutos librarme de ella. Era demasiado insistente la mujer, que se zafaba de mis intentos de colgar con su acento del otro lado del océano, igual que un boxeador escapa de los golpes del contrario con sus pasos de bailarina . 
No debí haber contestado. El tiempo que perdí en aquella llamada fue suficiente como para llegar tarde a mi cita. 
Cuando llegué, los otros habían jugado la partida sin mí y se habían levantado de la mesa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca hay que responder ese tipo de llamadas...

Juan Jo dijo...

¡AL TIEMPO!

El tiempo, ese reloj de oro
cuyo pasado no importa
y cuyo futuro incierto
en hora pone al presente.

El tiempo es un tesoro
y deslucirlo comporta
que se deje al descubierto
su fluir evanescente.

El tiempo yace incoloro
y pintarlo reconforta
del terrible desconcierto
de su brevedad latente.

Juan Jo

Pedro Salinas dijo...

"A tiempo sabe el peso de una piedra entre las manos"